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16 abril 2014 3 16 /04 /abril /2014 08:38

 

Mis pasos me llevaron hacia la entrada del parque, eran las nueve de la noche y ella no había aparecido, habíamos quedado en la puerta del restaurante y el paso del tiempo me hizo ser testigo de risas, besos y abrazos ajenos mientras yo me encendía un cigarro tras otro. La estuve llamando a casa desde la cabina de la esquina, pero nada de nada, no había nadie en casa.

 

Sigo caminando, atravieso la plaza y llego una gran fuente decorada con motivos florales y con estatuas de un color dorado excesivamente cargante, sentado en un banco, un anciano desaliñado por el paso del tiempo deja pasar su vida escuchando un pequeño transistor con una larga antena, sigo avanzando y veo que está escuchando un partido de fútbol, creo recordar que era un Barcelona Madrid, el del 5-0. Me acerco al anciano y le pregunto cuanto van, el sin mirarme ni hacer el esfuerzo de girarse me pregunta - ¿Tienes vente duros? ,yo muevo la cabeza negando, y me excuso diciendo que la ultima moneda la utilicé en la cabina de la esquina. El continua sin mirarme y me vuelve a preguntar, -¿Alguien que no se acordado que había quedado contigo? ¿Quizás una chica?

 

Me siento a su lado y me enciendo otro cigarro y pienso que debería dejar de fumar, pero entre la carrera, el trabajo y el amor no tengo el cuerpo ni la cabeza para intentar dejarlo. -¿ Es usted adivino ? Sonriendo y sin mirarme me dice: - No soy adivino, simplemente me fijo en las cosas, pasé hace unos veinte minutos y me fijé en usted , estaba todo el rato mirando su reloj, mirando a izquierda y derecha y rodeado de colillas medio encendidas, supongo que no estaría en la puerta de un restaurante como ese con esa actitud si hubiera quedado con un amigo...ademas después de estar tanto rato que hace un Sábado por la noche sentado en un banco manteniendo una conversación con un tipo como yo?

 

Mis cejas subieron al unisono y me quedé boquiabierto, una sonrisa se me dibujó y los dos nos pusimos a escuchar el partido...

 

Aún recuerdo los gritos que daba el señor Santiago que es como me dijo que se llamaba, al acabar el partido nos fuimos paseando , yo con mi mochila llena de tristeza y el con su gran carro repleto de miles de utensilios a cual más inútil.

 

Andados apenas cinco minutos pasamos por la puerta de un MacDonals, el me miró yo le asentí con la cabeza y entramos. El me estuvo hablando de su época de profesor en la Universidad, de su amor por la escritura y hasta me enseñó varias fotografiás tomadas desde diversos puntos de la Barcelona de la Postguerra . La verdad es que nos unía muchas mas cosas de lo que aparentemente podría esperar, mi amor por la fotografía y la escritura y la vocación de enseñar, estaba estudiando Historia del Arte y mi sueño era enseñar en alguna universidad y especializarme Arte Egipcio,viajar por todo el mundo con mi mochila y mi cámara de fotos inmortalizando el tiempo y dándome el poder de detener el tiempo durante una décima de segundo y luego mas tarde encontrarme con los recuerdos.

 

Esa fue la última noche que hablé con Santiago, el Sábado siguiente me dejé perder por el mismo sitio, allí sentado y con la mirada perdida estaba Santiago, con un pequeño carboncillo entre sus dedos y un gran carpesano, me acerqué a el y le pregunte, - ¿Como va Señor Santiago?, ¿vaya partidazo el del sábado pasado no ? , aquí le traigo la portada del As y del Sport... su mirada era totalmente diferente, una mirada perdida y confundida, levantó los ojos y con una voz apagada me preguntó: - Señor , ¿Le conozco de algo ?; Señor Santiago soy yo, Marcos, pasamos el Sábado pasado escuchando el partido ,¿No se acuerda de mi? Le contesté perplejo...

Lo siento mucho señor, es la primera vez que le veo, nunca he hablado con usted, y ahora por favor si me permite, tengo mucho que hacer, como ve, me coge ocupado dibujando este retrato... -Me contestó ladrando. No entendía nada, no recordaba absolutamente nada de la semana pasada ni de mi existencia, mis ojos se posaron en el retrato que estaba dibujando, de pronto se me erizó la piel, el retrato que estaba dibujando era el de Alicia, la chica con la que nunca pude cenar, pero diablos, pensé yo, que está ocurriendo, como está dibujando el retrato de Alicia si no la conoce..por un momento sentí miedo y respeto, curiosidad y asombro. Me volví a sentar como aquel Sábado con el cigarro en la boca, y me aventuré a preguntar, - ¿Conoce usted a esta chica? ¿Señor Santiago?, el sobresaltado se levantó del banco y enfurecido me gritó -¿Señor Santiago ? Me llamo Ricardo, ¿Quien es ese Santiago? Yo al único Santiago que conozco fue un hijo de puta que engañó a mi esposa con regalos y dinero...

Yo estaba alucinando con la situación ,la gente al pasar por nuestro lado se nos quedaba mirando extrañados por los gritos de aquel viejo con artes adivinatorias y doble personalidad.

 

Al cabo de unos minutos dos coches de policía irrumpieron bruscamente nuestro espacio, de los coches salieron dos parejas de Mossos , dos chicas y dos chicos con sus respectivas reglamentarias apuntando al anciano.

 

- !!Señor Santiago Fernadez !! !!póngase de rodillas y levante las manos !! queda usted detenido por la muerte de Alicia Fernandez Reverte!!, !!chico, usted también, póngase de rodillas, los dos al suelo !!ya!!!.

 

Todo estaba pasando muy deprisa, mi corazón se aceleró peligrosamente y me limité a hacer lo que nuestras dos parejas de “amigos” nos gritaron varias veces, total , que podía hacer, vinieron por detrás sin bajar el arma,nos pusieron las esposas y nos metieron en el coche hacia la comisaria de les Corts.

 

Ahora al cabo del tiempo me he dado cuenta de que las cosas no son lo que parecen a simple vista y que quizás no debemos opinar sin conocer a la persona y que tampoco debemos etiquetar a alguien porque alguna vez haya actuado de alguna forma.

 

Ahora sé porque Alicia nunca acudió a aquella cita, simplemente porque estaba muerta, porque un anciano psicópata se le cruzó en su vida por veinte duros, Alicia murió dos calles antes de poderla besar, antes de poder empezar una vida que se truncó una noche donde la gente la recordará como de leyenda y que entró en la historia de nuestro Fútbol.

 

Han pasado los años y cada vez que paso por aquel parque se me erizan los cabellos , ahora tengo treinta y ocho años ,estoy casado y tengo una niña recién nacida, y pienso en las noches en vela que me quedan por pasar.

 

Hasta siempre Alicia hasta nunca Santiago.

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