Son las 08.30 de la mañana y una preciosa chica morena con su uniforme perfectamente planchado hace acto de presencia con una gran sonrisa por la puerta de mi habitación.
Abre la persiana, entreabre la ventana y me deja en la mesita una bandeja con mi desayuno, La verdad es que la vistas que tengo desde la ventana de mi habitación son inmejorables, aún me acuerdo de todo lo que tuve que luchar para estar viviendo donde estoy y abrir los ojos y poder ver el mar ¿Qué más se puede pedir? Hacía mucho tiempo que una mujer no me traía el desayuno a la cama, la última persona que lo hizo fue Blanca, mi mujer, hace ya unos años, antes de que decidiera hacer un largo viaje para no volver.
Han pasado ya veinte minutos y otra mujer del servicio, no tan atractiva como la anterior, se lleva la bandeja soplando y con las manos de su uniforme remangadas hasta la altura de sus codos.
La ventaja de tener servicio es que no me tengo que preocupar de nada, ellos están allí para satisfacer todas mis necesidades. Hablando de necesidades, necesito ir urgente al servicio y Quique no ha venido todavía. Quique es el único hombre que tengo en el servicio. Me echa una mano en la difícil tarea de tener 80 años y estar atado a esta maldita guillotina con ruedas que empieza a formar parte de mi vida para hacer una cosa tan simple como la de tener cubiertas mis necesidades.
Ha pasado más de una hora y una vez acabadas todas las tareas matutinas me vuelvo a tumbar en la cama. Hoy no me encuentro bien, apenas he tocado el desayuno y sólo tengo ganas de cerrar los ojos.
Pasan los minutos y de repente veo a mano izquierda una botella que va dejando caer gota a gota un líquido transparente, me cuesta respirar, vuelvo a abrir los ojos y entre una especie de nebulosa llego a ver el rostro de una cara que me es muy familiar. Mis recuerdos empiezan a aflorar, tengo frío y calor, miedo y alegría, no puedo respirar, vuelvo a cerrar los ojos, no quiero abrirlos. Quiero irme, irme lejos, pero esta vez para no volver, vuelvo a abrir los ojos, supongo que esta vez será la última, mi última lágrima, mi último aliento, mi último latir, mi último suspiro, mi último parpadeo… cierro los ojos, sonrío y me voy feliz.